Mónica Castillo

La exposición fue punto de partida y finalidad, sé que el título de este texto es paradójico, sin embargo creo que vale la pena poner a discusión este punto en relación con los talleres y las actividades que se llevaron a cabo.

Tenemos por un lado, el marco del museo, el que pone el curador-artista, el marco que decide el artista en su pieza, las variables de reacción y acción de los participantes, la experiencia de artistas y participantes, el objeto a exponerse y el catálogo.  O sea es una situación compleja en donde hay muchos condicionantes que están definiendo el proceso.

La exposición, salvo las descripciones de las piezas,  está armada a través de objetos de exposición. Por más que algunos muestren documentación, como yo, ésta está ahí como objeto de arte en un museo. Quiéralo o no. La saturación del espacio es una decisión formal que contrapuntea la estética del Muac, pero al final es un comentario dentro de ese mismo órden.

Através de suprimir los elementos conformadores del objeto y posiblemente tambien incluyéndolos, seguimos avalando la tradición que la exposición misma quiere cuestionar.  La discusión acerca de la artisticidad de los objetos expuestos es de los temas a discusión el que, desde mi punto de vista, tiene el menor interés. Sin embargo en las pláticas que tuve alrededor de la muestra fue un tema recurrente.

En mi caso, haciendo una comparación entre lo que fue la experiencia del Plan de Estudios Utópico y lo que se ha derivado posteriormente, la exposición fue el momento menos productivo.

Independientemente de las condiciones dadas (que todo esto surgió como exposición y que detrás ha de estar el interés del museo de posicionarse más acorde con la política inclusiva de la UNAM), pienso que vale la pena hacer el ejercicio de imaginar un espacio que se conciba paralelamente a las experiencias suscitadas en los talleres.   Partir del hecho de que ésta es una cosa, la experiencia para los espectadores es otra y que ésta tiene que ser conceptualizada como un espacio y un recorrido que contenga espacial y formalmente la complejidad de los eventos.  Sin embargo me pregunto si esto no es tambien otro contrapunteo estético.

De hacerlo, sobre quién recae este trabajo? Es sólo responsabilidad del artista, de sus participantes, del curador, del museógrafo? Tiene el museo la flexibilidad para este tipo de planteamientos colaborativos?

Demasiadas preguntas y eso que no se tocó el tema del posicionamiento de los participantes en todo esto…. y me surge de nuevo la pregunta del principio. Porqué tiene que suceder esta muestra  en un museo e inclusive ir un paso más atrás, porqué tiene que ser una exposición?

Es posible que el catálogo ofrezca una mirada por un lado más compleja y por el otro más liberada del contexto museístico.


 

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