Maru de la Garza.
(México, D.F., 1961)
Memoria Viva.
Paneles forrados de aluminio, fotografías impresas vinil y pegadas sobre imán, croquis en vinil.
Colaboradores: Irene Becerril, Gilberto Clavel Mercado, Ma. Elena Hernández Delgadillo, Hermelinda García, Sara Hernández Ortiz, Raquel Hernández Ortiz, Lizbet Mendoza, Marlene Mendoza, Isabel Ojeda, Miguel Ángel Pérez, Juanita Reyes, Joaquín Rojas, Alfonso Romero y Ma. Carmen Vera.
Memoria Viva es una investigación sobre el tiempo, lo público y lo privado, lo singular y la identidad, la memoria colectiva y personal. Durante un taller de trabajo en esta sala, coordinado por la artista, adultos mayores con domicilio en la Unidad Nonoalco-Tlatelolco, apoyados por jóvenes estudiantes de la UACM, recortaron fotografías significativas provenientes de sus álbumes familiares para mezclarlas con imágenes de Tlatelolco elegidas a partir de una serie de entrevistas acerca de sus experiencias de vida en ese lugar. Pieza dispuesta para la interacción del público.
Bitácora.
La memoria es como al mar; donde algunos recuerdos pueden hundirse, otros pueden permanecer en la superficie y otros pueden volver a salir pero también se pueden precipitar hacia al fondo irremediablemente para convertirse en restos de un sedimento difícil de remover. ¿De qué depende que la memoria continué viva? ¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros?
Tal vez el olvido es percibido como un sueño, una ilusión que cobra vida a través de la memoria de otros, de donde surgen importantes preguntas sobre la singularidad, los recuerdos y la identidad.
Desde el año 2003 ha sido una constante en mis proyectos, desde distintos ángulos, la línea de investigación sobre la memoria. Indagar en la memoria personal y en la de otros, ha contribuido, entre otras cosas, a conformar mi identidad como artista y como persona.
Memoria Viva continúa en esta línea de investigación, profundizando en crear las condiciones para que otros puedan vivir una experiencia estética. La pieza se conforma básicamente a partir de la colaboración de los otros, donde la interacción es importante.
En el 2008, a través del proyecto Hilvanar1, conocí a Isabel, Elda, María, Hermelinda y Diego, Gilberto, Víctor, Irene, Melva, Socorro, Ana María, Juana, Marina, Sara, Raquel, Ma. Elena y su hermana Guadalupe. Cada uno de ellos decidió contar y compartir sus vivencias, recuerdos y añoranzas, me permitieron entrar a sus casas y capturar con mi cámara parte de sus vidas.
Es importante señalar que Hilvanar fue una intervención en el espacio público, consistió en una proyección monumental sobre los edificios de la Unidad Habitacional Nonoalco-Tlatelolco a partir de las narraciones de éstos adultos mayores. Memoria Viva está integrada de las fotografías personales de éstos adultos, como representaciones y objetos tangibles de su memoria, para que convivieran en un espacio donde podían fundirse, combinarse, decantarse, mezclarse o separarse.
Así es como a principios del 2010 decidí invitarlos a participar en Memoria Viva, en la primera reunión de trabajo que tuvimos participaron once ellos. Compartieron lo que había significado para ellos participar en Hilvanar, tanto en lo personal como dentro de su comunidad. La mayoría manifestó que si estaban interesados y entusiasmados en colaborar en Memoria Viva: Isabel, Hermelinda, Irene, Gilberto, Juana, Sara, Raquel y Ma. Elena así lo decidieron.
Otros no participaron:
Guadalupe había vuelto a tener una embolia.
Víctor se había casado reciente mente y dijo “Ahora tengo otra vida”.
Socorro había muerto trágicamente en diciembre junto con sus hijas por asfixia, las habían encontrado una semana después de su muerte en su departamento.
Elda en medio del proceso se cayó el domingo de ramos y se rompió la cadera.
Marina se había mudado y ya no vivía en Tlatelolco.
El tiempo se hacía evidente, compartirlo fue difícil, el tiempo era parte de la materia que le daba sentido a Memoria Viva.
Jueves 25 de Marzo, Deportivo 5 de mayo, Tlatelolco.
Después de conocer el planteamiento de Memoria Viva y comentarlo la tarea, de quien decidió colaborar, fue buscar en el álbum personal, en los portarretratos y en las cajas guardadas en el closet fotografías significativas de recuerdos, de vivencias relacionadas con Tlatelolco.
Lunes 5 de Abril. Fonda Palatinos a un lado del metro Tlatelolco.
Nos reunimos para revisar las fotografías que cada uno había seleccionado. Había imágenes en blanco y negro, a color, descoloridas, recortadas, enmarcadas, recortes de periódicos o revistas. Nos dimos a la tarea de digitalizarlas para que cada quien pudiera llevarse consigo sus recuerdos.
Jueves 8 de Abril. Fonda Palatinos a un lado del metro Tlatelolco.
Volvimos a reunirnos, algunos traían consigo fotografías que habían recordado al ver las fotos de los otros, imágenes que tal vez pensaban que no eran “bonitas” o que estaban rotas, pero que por algo las habían conservado, y ahora querían compartirlas.
Jueves 22 de Abril. Plaza del edificio José Ma. Arteaga. Metro Tlatelolco
A partir de las 9:15 horas nos empezamos a reunir en la plaza, ellas habían decidido que querían irse juntas en metro para llegar al MUAC. Hermelinda fue la primera en llegar, luego Isabel, Sara, Raquel y Ma. Elena, Gilberto nos comentó que él nos alcanzaría en el Museo, así que entramos a la estación Tlatelolco rumbo a Ciudad Universitaria. A las 10:30 nos formamos en la ruta 3 del Pumabus y cerca de las 10:50 nos registramos en el Museo para poder entrar y trabajar.
11:00 horas.
Al entrar a la sala fue un impacto para cada uno encontrar sus fotografías ampliadas a medio metro o más. Después de reconocer cada una de sus fotos, a sus seres queridos, o distintos momentos de sus vidas, nos pusimos a trabajar. Había que recortar y fragmentar las imágenes, sus propias fotos, sus recuerdos para poder adherirlas a los paneles. Algunos comentaron: “Y cómo le voy hacer”. Conforme fueron saturándose los paneles las fotos tuvieron que compartir el espacio…. “¿Y ahora qué iba a suceder?” “¿Qué pasaría con la llegado del público?” Parte de los asistentes nos veía, algunos preguntaban, otros decidieron participar. Algunos comentarios eran “¿De quién son las fotografías?” “No puedo recortarlas”, otros decían: “Siento que estoy cortando la historia”….
13:00 horas
Tomamos un descanso y cada adulto con la compañía de un estudiante de fotografía recorrió parte del museo, los jóvenes les prestaron su cámara, les animaron a tomar fotos de aquello que les llamará la atención. Los adultos comentaban: “Pero yo no se tomar fotos”, “Mejor yo te digo que quiero y tú tómala” recorrieron el museo y algunos tomaron sus primeras fotografías. Interrumpimos el trabajo y nos fuimos a comer.
14:30 horas
Al regresar a la sala 8 nos sentamos en la mesa para comentar como nos sentíamos, y que representaba para cada quien lo que estábamos haciendo. Escribieron algunos comentarios, recortamos algunas fotos más y nos despedimos. “Claro que voy a regresar la próxima semana para continuar recortando las fotografías” dijeron al final de la jornada.
Jueves 29 de abril. Plaza del Metro Tlatelolco
Volvimos a reunirnos en la mañana para irnos juntos al Museo.
13:00
La experiencia fue diferente, el metro estaba muy lleno, comenzamos a trabajar más tarde, estaban cansados, salimos a comer a los jardines. Los jóvenes estudiantes de fotografía y Ma. Elena, Isabel y Gilberto conversaban sobre el arte, el mueso, la experiencia, la memoria y sus anhelos.
El trabajo ahora consistió en ver y reconocer las fotografías que cada quien habían tomado en el museo, seleccionarlas, pegarlas sobre sus recuerdos, sus narraciones, además de escribir.
Memoria Viva se modifica diariamente con los asistentes al museo. El trabajo y la colaboración de quienes participaron buscando y seleccionando sus fotos, de quienes pudieron ir al museo el primer o segundo día, de quienes recortaron sus recuerdos, de quienes decidieron tomar fotografías y charlar con los jóvenes, de quienes no conocían un museo de arte contemporáneo y trabajaron en él entregando sus fotografías, sus recuerdos, han contribuido para que reflexionemos sobre los recuerdos, el olvido y el tiempo, sobre esa línea que bordea la memoria individual y la memoria colectiva, sobre la identidad, la singularidad, sobre aquello que se construye y atesora dentro de lo privado y que puede participar de lo público.
La marea a removido lo que cada uno de los colaboradores guardaba, a extraído del fondo arena y ha puesto en la superficie aguas nuevas. Dentro de esa marea que continúa otros se han sumergido, han decidido bucear o sólo contemplar las olas desde la playa.