Seminario de Medios Múltiples 2
(Carlos Gamboa Verduzco, Alfadir Luna Ramos, Rubén Miranda Santos, Nuria Montiel Pérez Grovas, Brenda Ortiz Guadarrama, Idaid Rodríguez Romero, Lola Sosa Valdés, Laura Valencia Lozada, Antonio Vega Macotela.
México D.F., 2006- 2009)
Concilio Saber Vivido
Mueble de madera intervenido para exponer el proyecto editorial “Compendio Ilustrado Saber Vivido”, así como los objetos que fueron resultado de las charlas impartidas por integrantes del INAPAM: ropa en miniatura, discos de acetato, tocadiscos, plantas, máquina para buscar tesoros, monedas, álbum fotográfico, compostero en miniatura, cráneos de barro, facsímil de boletos de tranvía y partituras.
Colaboradores: Atanasio Benítez Ángeles, Hortensia Balam Cajún, Lázaro Diner Hertsenborn, Efrén Don Juan Alonso, Gerardo García Mejía, Ernestina Garfias, Juan González Martínez, Gerardo Hernández Martínez, Teresa Lartigue Becerra, Yolanda Martínez Muciño, Cecilia Eugenia Machorro Álvarez, Eugenia Pagés, Luis Norberto Pavía Ayala, Paula Petra Pérez Galindo, Ma. Lucía Reyes García, Guadalupe Robledo, Juan Bautista Ronquillo Clementina Serrano, Ignacio Sosa Álvarez, Raúl Uribe Núñez y Alicia Valdés Kilian.
El Concilio del Saber Vivido trató de un proyecto de interacción basado en el diálogo y la convivencia con personas mayores de 60 años, para explorar la transmisión de saberes de vida a través del campo artístico. A partir del Concilio se elaboró el Compendio Ilustrado del Saber Vivido: libro que reúne veinticinco saberes de dicha naturaleza, aportados por personas de la tercera edad. Durante los dos días de actividad en el MUAC, integrantes del INAPAM dieron una serie de charlas en las que extendieron sus conocimientos adquiridos a lo largo de su vida, incluidos en la colección de fascículos del compendio.
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Bitácora.
A propósito de la exposición Laboratorio de arte y educación “Jardín de Academus”, llevada a cabo en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo en 2010, cuya curaduría corrió a cargo del Mtro. José Miguel González Casanova, es que se realizó el proyecto “Concilio del Saber Vivido”, en el que nos propusimos retomar la estructura del concilio como una forma de interacción basada en el diálogo y la convivencia. Uno de los objetivos del proyecto fue realizar este compendio que reúne veinticinco saberes que surgieron a través de la experiencia personal de vida de sus donadores: personas mayores de 60 años.
Las propuestas de lo que presentaríamos en el Jardín de Academus nos llevaron a discutir sobre estética, lo vivido, lo que nada significa y la muerte. Pensamos en el saber de vida y su transmisión, para lo que buscamos guía de los miembros del Instituto Nacional para la Atención de Personas Adultas Mayores (INAPAM), con quienes habíamos trabajado durante el otoño del año pasado en el taller “Tiempo – Tejido”, en las instalaciones del club Alhambra. Re-entablamos entonces contacto con dichos miembros y el trabajo se definió.
En un principio pensamos en los adultos mayores como una comunidad marginada debido al rechazo social hacia lo perecedero, nacido de un amor mediático al consumo y a lo nuevo. Pensamos que era pertinente hablar sobre la muerte, como una más de las fases de la vida, revalorizando con ello a la tercera edad, como una vanguardia. Pero el grupo conformado por Hortensia, Ricardo, Joaquín, Guillermo, Victoria, Consuelo, Genaro, Nohemí, Alejandrina, María Teresa, Luis Norberto, Francisco, José Antonio, Maria de Jesús, Raúl y Velina, nos llevó a pensar distinto. Ante la pregunta “¿a qué crees que vinimos a este mundo?”, respondieron que “vinimos a aprender a vivir la vida”, y en sus últimos años llevar cabalmente a la práctica “el buen vivir”. Finalmente dijeron que en esta vida “hay que sembrar un árbol, tener un hijo y escribir un libro”; de las tres cosas, la mayor parte había hecho las dos primeras, pero casi nadie había escrito un libro, lo cual nos motivó a posibilitar su deseo de permanencia en un formato que a la vez diera lugar a nuestra creación artística e intereses centrados en nuestras prácticas individuales.
Lola Sosa y Laura Valencia iniciaron una serie de visitas al INAPAM, buscando la colaboración del Instituto en la edición de veinticinco fascículos ilustrados en los que se reunieran tales saberes, mismos que ahora conforman el “Compendio Ilustrado del Saber Vivido”, así como su apoyo en la logística para distribuir la convocatoria dirigida al público en general mayor de 65 años, por la que se invitó a inscribir los saberes que los interesados consideraran valiosos, que no fueran aprendidos académicamente y quisieran compartir con otros. El INAPAM se interesó en el proyecto y lo apoyó.
Por razones de espacio no pudimos publicar los noventa y siete saberes inscritos, por lo que se conformó un concejo de sabios (formado por Gilberto Aceves Navarro, Guillermo Espinosa Velasco y Consuelo Ramírez Esquivel, cuyo criterio de selección se construyó a partir de la discusión que sostuvieron entre ellos mismos sobre las reflexiones que cada uno tuvo acerca de la trascendencia de dichos saberes. El criterio de selección en general puede mencionarse como aquellos saberes que provocaran organización social y formas de sustento, así como aquellos que denotaran sensibilidad estética.
Cada uno de nosotros trabajó con tres o cuatro donadores, con el fin de puntualizar y graficar los saberes; se diseñaron los fascículos coleccionables para su fácil reproducción, registrados dentro del sistema de licenciamiento conocido como Creative Commons (http://creativecommons.org/), que permite nuevas formas de restricción de derechos en cuanto a la autoría. Nuestro proyecto está registrado bajo una licencia de “Atribución-No Comercial-Licenciamiento Recíproco 2.5 (México)”, la cual permite al público copiar, modificar y distribuir lo contenido en estos fascículos siempre y cuando se cite la fuente y no se lucre de este intercambio, a la vez que obliga a todos los trabajos derivados de éste a mantener una licencia con los mismos estándares.
Los fascículos se dispusieron en el mueble-dispensador que fue colocado en la sala 8 del MUAC. Junto a él se presentó el Congreso del Saber Vivido, dos días en los que algunos donadores expusieron sus saberes. Algunos de ellos colocaron en el mueble dispensador objetos propios al saber expuesto: plantas en agua, ropa en miniatura, tocadiscos y discos de acetato, facsímil de boletos de tranvía, máquina para buscar tesoros y monedas de plata, compostero en miniatura, cráneos de barro, álbum fotográfico y partituras.
La razón por la que acudimos a estas personas se debe fundamentalmente al lazo previo, que fue construido desde un proyecto creativo. El porqué decidimos que los saberes inscritos prescindieran de la instrucción académica como primera instancia de aprendizaje, se debe al deseo por explorar la vivencia como partida del saber que produce experiencias estéticas transmisibles y conocimiento que afecta nuestras relaciones con el mundo. En general, el motivo de este proyecto se vierte de la inquietud sobre el fin del vivir.
Seminario de Medios Múltiples Dos
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