Si el arte es un sistema de representación, ¿a quién representan las obras? ¿quién las produce y quién las lee? Si el arte conforma espacios de identidad colectivos, ¿qué tipo de identidades se reúnen en su entorno y cuáles son los signos que las identifican? Desde la producción, ¿quién es el constructor de esa ficción? ¿Desde que perspectiva (cultural-personal) se elabora ese modelo de experiencia? Desde la circulación, ¿a través de qué canales se distribuye el mensaje? ¿En función de qué se selecciona y se comunica? ¿Qué se acepta y qué se omite de los discursos en circulación? ¿Quién censura? ¿A quién le dan visibilidad los medios? ¿Quién tiene voz , quién solo escucha y quién no tiene acceso a esa información? Finalmente, cerrando el ciclo de comunicación, desde la perspectiva del consumo, ¿quiénes son los lectores? ¿Cuáles son sus parámetros (culturales-personales) de interpretación? ¿A qué información tienen acceso?

El jardín de Academus era un olivar sagrado dedicado Minerva, la diosa de la sabiduría. Allí se construyó la Escuela de Platón. En ese jardín se cultivó la cultura griega. Cultura-Cultivo. La propuesta consiste en crear un jardín colectivo que integre el arte contemporáneo. Las piezas deberán abrir procesos de aprendizaje a través de una vivencia estética. Esto es: modelos sensibles de experiencia que permitan la ampliación de la percepción, la conciencia y la voluntad. La propuesta es construir colectivamente una experiencia didáctica, dirigida a integrar artistas y públicos con pluralidad en una sala del Museo Universitario de Arte Contemporáneo de la UNAM: Cultivar nuestro Jardín de Academus. El arte puede generar experiencias de enseñanza-aprendizaje, y al hacerlo crear cadenas de saber y conciencia; enseña a través de la experiencia: no ofrece un conocimiento tan objetivo que pudiera pasarse como objeto sino que comunica desde la subjetividad, con la intersubjetividad. Crea lugares comunes de afectividad y con ello “hace visible lo invisible”.

Con esta muestra se buscará crear un proceso de comunicación entre artistas y públicos que contextualicen su obra en espacios o funciones pedagógicas, para incidir y fomentar el desarrollo del arte como medio de conocimiento y aprendizaje. Con el objetivo de abrir la institución del arte al campo social y a la institución educativa a las prácticas artísticas.

El Jardín de Academus es una exposición-creación de procesos de arte que desarrollan experiencias de conocimiento y de enseñanza-aprendizaje con públicos específicos. En cuanto que es una muestra procesal será segmentada en el tiempo, por lo que se invita a 30 artistas, individuales o colectivos, a ocupar el espacio durante dos días con un ejercicio docente y estético, con un público específico que el mismo elige significativamente al que se integrará libremente el público asistente del museo. Los artistas deberán haber trabajado con ese público previamente, de alguna manera, y proyectar una situación de arte que generará una pieza-documento, una huella, que quedará expuesta en la sala del museo. Comenzamos con el espacio “vacío” del cubo blanco, con lo que se pone en juego la idea de neutralidad que dio fundamento al museo moderno, y a lo largo de la muestra se demostrará que el museo es un espacio vivo de circulación de experiencias de conocimiento, de construcción de intersubjetividades, tanto como un instrumento de visibilidad. ¿A quién hacemos visibles? ¿A quién le comunicamos esa visibilidad? El museo, como práctica institucional, no es un espacio neutro: está dentro de un contexto social que da posibilidades de lectura a públicos concretos de obras que son modelos de experiencia. Esta exposición marca los límites a la vez que genera propuestas de creación intersubjetiva que los abren. Sustenta al museo en su capacidad de creación de lecturas a partir de los puentes de comunicación que establece. El museo es un espacio público de intermediación y este proyecto pretende asumir su papel cómo activador social de relaciones subjetivas en lo público, cuestionando los criterios de universalidad, centralismo discursivo y económico, objetualidad de la obra, e incluso autoría.

Seguiremos dos líneas de desarrollo que se entrecruzarán en este evento a partir de la función educativa del arte:

-Proyectos académicos en el campo artístico: Se integrarán experiencias didácticas de arte que se integren a la educación formal e informal. Se busca incidir en diferentes niveles, tanto educación básica como universitaria, así como en la enunciación de proyectos independientes vinculados a diversas realidades sociales.

-Visibilidad de públicos marginales de la sociedad, aquellos que precisamente suelen permanecer al margen de los medios de la educación y el arte.

La intención de esta exposición es dislocar una serie de funciones y roles para crear formas de organización, simbólicas y reales, que amplíen las posibilidades de comunicación a través del arte. Se explorará con una serie de intercambios de lugar: La escuela al museo, el museo a la Ciudad Universitaria, el público por el autor y el alumno por el maestro. Primero se disloca la función del museo como exhibidor de una obra educativa y en proceso abierto, la situación en lugar fetiches de arte, a la vez que la escuela se mueve al museo. En la elaboración se dislocarán los roles del maestro-alumno, en el sentido de que es mejor maestro el que aprende y alumno el que enseña, y del artista-público, pues el público al participar de la obra es creador de su significado. Con ello la autoría tiende a su disolución. Los artistas elaborarán piezas que integren a sus públicos explícitamente en su proceso de elaboración.

INAUGURACIÓN

José Miguel González Casanova

 

 

 

 


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